Han pedido colaboración a una serie de profesionales del sector, entre los que tengo el placer de encontrarme.
En esta ocasión se comienza reflexionando sobre dos ideas-fuerza que corresponden a opiniones autorizadas en el contexto de la situación francesa de hace cinco lustros situadas en la coyuntura actual española.
La primera de ellas:
‘…sin tambores ni trompetas, los industriales, proporcionando a las empresas constructoras componentes de edificación, han iniciado y ganado una revolución industrial de envergadura, que alcanza hoy día su pleno desarrollo: no buscar más a la industria, ella está presente aquí, por todas partes’.
Michel Platzer, mantenía estas ideas en el catálogo de la exposición
‘Architecture et Industrie’ (Centro Georges Pompidou, Paris,1984)
‘…sin tambores ni trompetas, los industriales, proporcionando a las empresas constructoras componentes de edificación, han iniciado y ganado una revolución industrial de envergadura, que alcanza hoy día su pleno desarrollo: no buscar más a la industria, ella está presente aquí, por todas partes’.
Michel Platzer, mantenía estas ideas en el catálogo de la exposición
‘Architecture et Industrie’ (Centro Georges Pompidou, Paris,1984)
Mis primeras reflexiones al respecto es que la industria efectivamente proporciona a la edificación “componentes de edificación”. Sin embargo se trata de componentes parciales para edificaciones que no diseña, ni prescribe, ni ejecuta, ni dirige. Es decir participa en el proceso constructivo como mero suministrador de componentes de un proceso en el que participan distintos agentes con distintos intereses parciales y además con una gran componente artesanal.
Si la industria hubiera alcanzado hace 24 años “su pleno desarrollo” es mejor que echemos la persiana y nos dediquemos a otra cosa. Quien piense que su actividad, su empresa, su mercado han alcanzado su pleno desarrollo y se dedique a mirar complacientemente la marcha de su actividad sin seguir investigando, innovando, mejorando procesos y sistemas, estará marcando el principio de su fin.
Incluso en mercados maduros con una trayectoria mucho mayor –léase la banca por ejemplo- se ve que la complaciencia lleva al fracaso mientras que los más innovadores mejoran sus resultados.
Algo es seguro: nadie de los que hace un cuarto de siglo se paró a contemplar desde su atalaya su “pleno desarrollo” sigue hoy en el mercado. Me juego la mano que maneja el ratón de mi ordenador.
No he encontrado a la industria en las edificaciones tradicionales en otro ámbito que como meros suministradores. Incluso la industria más tradicional “presente aquí” en polígonos industriales desarrolla unos procesos industriales que se traducen en productos finales que se usan en la calle, tiene un proceso claro de diseño, producción, venta y comercialización con mayores o menores grados de I+D+i, procesos más o menos automáticos, repetitivos, mejorados, optimizados constantemente en costes y plazos, que siguen un ciclo PDCA, que buscan la mejora continua… ¿Dónde se aporta este valor industrial en la construcción? ¿Dónde está presente la INDUSTRIALIZACIÓN -con mayúsculas con los valores anteriormente indicados de industria- en la edificación tradicional?.
Si la industria hubiera alcanzado hace 24 años “su pleno desarrollo” es mejor que echemos la persiana y nos dediquemos a otra cosa. Quien piense que su actividad, su empresa, su mercado han alcanzado su pleno desarrollo y se dedique a mirar complacientemente la marcha de su actividad sin seguir investigando, innovando, mejorando procesos y sistemas, estará marcando el principio de su fin.
Incluso en mercados maduros con una trayectoria mucho mayor –léase la banca por ejemplo- se ve que la complaciencia lleva al fracaso mientras que los más innovadores mejoran sus resultados.
Algo es seguro: nadie de los que hace un cuarto de siglo se paró a contemplar desde su atalaya su “pleno desarrollo” sigue hoy en el mercado. Me juego la mano que maneja el ratón de mi ordenador.
No he encontrado a la industria en las edificaciones tradicionales en otro ámbito que como meros suministradores. Incluso la industria más tradicional “presente aquí” en polígonos industriales desarrolla unos procesos industriales que se traducen en productos finales que se usan en la calle, tiene un proceso claro de diseño, producción, venta y comercialización con mayores o menores grados de I+D+i, procesos más o menos automáticos, repetitivos, mejorados, optimizados constantemente en costes y plazos, que siguen un ciclo PDCA, que buscan la mejora continua… ¿Dónde se aporta este valor industrial en la construcción? ¿Dónde está presente la INDUSTRIALIZACIÓN -con mayúsculas con los valores anteriormente indicados de industria- en la edificación tradicional?.
Sobre la segunda sigo en otro post. ¿Qué os sugiere a vosotros?
La foto es de la cabeza de los pilares de la obra de Zabalgana 156 - vinculo esta vez a un blog de alguien que no tiene nada que ver con la promoción- promovida por VISESA
3 comentarios:
De acuerdo ¿a qué llamarian "industria" hace 24 años?
A mi me sugiere que caer en mirarse el ombligo es un error, no ver más adelante, hace 25 años me parece increible que se opinase que estabamos en el país de las maravillas
Vaya gurú el tio. De acuerdo con que prefabricar piezas, mejor dicho que exista el mercado de ello no quiere decir nada.
Creo que se confunde mucho la prefabricacion -componentes, piezas- con la industrializacion -proceso constructivo-.
ramon, de acuerdo, pienso que hace 25 años había un escenario, hoy hay otro y dentro de 25 años será otro distinto, lo único claro es no caer en el conformismo sino seguir dando vueltas al coco.
ana no sabemos tampoco el contexto. De acuerdo con tu distinción entre prefabricación e industrialización, juntar piezas prefabricadas en sí mismo no es industrializar, sin embargo un nuevo proceso de construcción basado en sistemas sí lo es
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